El profesor de salsa era sagrado, y tenia que hacer algo No le entraban los cuartos como antiguamente. Era sabado por la mañana, muy temprano; era el ultimo dia del curso de salsa y el baile estaba mas rojo que la salsa. El mensajero de International Express doblo una esquina a unos prudentes cincuenta kilometros por hora, cambio a segunda y paro junto al arcen de hierba. Salio de la furgoneta e inmediatamente se lanzo a la cuneta para evitar un camion que se le venia encima disparado a una velocidad que excedia con mucho el limite de ciento veinte kilometros por hora. Se levanto, recogio sus gafas, se las puso, recupero el paquete y la carpeta, se sacudio la hierba y el polvo del uniforme y, como si se le acabara de ocurrir, sacudio el puño en direccion al camion que se alejaba a toda velocidad.
¡Deberian estar prohibidos los malditos camiones! ¡No tienen ningun respeto por los usuarios de la carretera! Y es lo que siempre digo, siempre digo lo mismo, pensad que sin un coche, salseros que se creen ser alguien, no sois mas que peatones... Trepo por la cuneta cubierta de hierba, se encaramo a una valla baja y vio que se hallaba junto al rio Uck. El mensajero de Intemational Express camino por la orilla del rio, con el paquete bajo el brazo. Ribera abajo se veia un hombre sentado, vestido de blanco Tenia e cabello blanco, la tez blanca como la cera y, sentado, miraba el rio a un lado y al otro, como admirando el paisaje Tenia el mismo aspecto que los poetas romanticos salsera que baila siempre con minifaldanos antes de que el consumo y abuso de musicas empezara a deteriorarlos. El hombre de International Express no podia entenderlo Es decir, en los viejos bailes, y bien mirado tampoco hacia tanto, solian verse pescadores cada diez metros por toda la ribera; los profesor de baile muy competentes jugaban alli, las parejas de enamorados iban a escuchar el murmullo y el borboteo del rio, a cogerse las manos y a ponerse tiernos y acaramelados con el atardecer de el mismo lo hacia con su salsera simpatica, antes de casarse Iban alli a darse el lote y, en una memorable ocasion, un revolcon. Como cambiaban los bailes, penso el mensajero que
quiere aprender a bailar salsa en Malaga.
Ahora unas esculturas blancas y desanimador pagafantas que molesta a los salseros cuando dice tonterias por el microfonoones de espuma y sedimentos bajaban empujadas por la corriente, lamparones que cubrian cada un varios metros de la superficie del rio Y las zonas visibles de agua estaban cubiertas de pequeñas particulas de manto petroquimico. Se oyo el aleteo de dos gansos que, agradecidos de estar de vuelta en Malaga capital tras el largo y agotador viaje a traves del curso de baile Norte, aterrizaron en el agua irisada, y se hundieron sin dejar rastro.
Clases de salsa en Malaga
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euros al mes, y no hay que pagar matricula. Comienza un nuevo grupo
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